… dicen unos. Jod… ¡cachis!, los otros. Claro, si uno viaja más de cuatro mil kilómetros para escapar de las condiciones invernales tan desagradables para luego ser recibido con intensas lluvias en Tenerife… A cualquiera se le escapa alguna que otra palabrota.

Completamente comprensible será la alegría para aquellos que viven de la agricultura.

Especialmente en el sur de la isla había pasado tanto tiempo sin llover, que hasta las reservas de agua se habían quedado casi secas. Ahora, se podrán aprovechar estos mismos que vuelven a estar llenos y la mala hierba vuelve a lucirse en todos sitios. Increible, lo que sobrevive en esos suelos secos.

Próximamente no cambiará mucho la situación. Hasta donde llega el ojo del ordenador: no pararan de influir los vientos del este, así al menos, la isla no se secará rápidamente. Mientras esta humedad no nos enfríe demasiado…

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